Los silencios se llenan dejando mis argumentos perdidos.
Mis historias se cansan de contar las mismas mentiras de siempre.
Los finales ya no saben con qué letras jugar a empezar.
El tiempo corre como un caracol sin casa ni camino.
El sol ciega el paisaje gris de un verano indiferente.
Las piedras entorpecen el crecimiento del espíritu rebelde.
El viento peina el pensamiento sucio de un alma libre.
Los poemas que te escribía lloran tu ausencia en silencio.
La risa que me contagiaba mancha el corazón más puro.
Las lágrimas que limpiaban mis ojos inundan rincones secretos.
Los finales ya no saben con qué puñeteras letras deben jugar a empezar.
Palabras como hortalizas.
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