Ayer cerré la puerta con un portazo
de esos que te dolían en el pecho
el mismo pecho que un día besaba
y besaba con los labios de quién se sabe perdido.
Olvidé las razones de la llamada
y mentí cuando dije que te escribiría
ya sabía que hay cosas que nunca podré decirte
y ya sabes que hay cosas que nunca podrás escuchar.
Me agarro al cuento de "no siempre escribo lo que siento"
y busco en el silencio la excusa de una nueva huida
para buscar en otras manos y en otros ojos
el calor que tu me dabas, el calor de tu febrero.
Ya sabes que no siempre te escribí desde el silencio
y que hay días en que te grito todo lo que te echo de menos
pero siempre desde lejos, ¡joder!, siempre tan lejos
ya no queda tiempo.
A veces no recuerdo porque escribí tanta mentira
pero nunca olvido que me escondía tras tu sonrisa
esa que tan poquitas veces dejas escapar
esa que llenaba de calor febrero, mi febrero.
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